Barreras

Leyendo un poco del autor, diluído en este blog, retomo el tema de las barreras. Uno cree ser feliz sin notar la soledad disfrazada de compañía otoñal; un simple ventarrón levantará las faldas de hojarasca de quien discretamente parte, desnudando el paisaje que ante un espejo se me figura cual perchero: Delgada figura sin adornos, sin color y sin función.

Un espectáculo vacío, el protagonista busca sus mejores pasos, sus mejores poses mientras las vacías cucharas del hambre de trascender derrochan aire para el alma, que henchida sin orgullo ve pasar las hojas que por ventura cayeron tras de sí y la terca barrera que, ahora sí, notan con pesar los ojos viejos.

Desdoblando poco a poco y a conciencia las esquinas de tu vista, notas que dejaste piedra sobre tierra, encaramada tu esperanza reposa quieta y te divisa abandonada mientras piensas. No hace falta que te escondas, pues esperan entre telarañas en potencia tus ganas de correr y de pasear; sabes que te estás haciendo daño.

Lo que quieres, me dijiste, es olvidar. Reculaste y creo que tienes que pensar; más y mucho más en el recuerdo que quitaste sin cortar ni un buen fruto ni raíz. Tienes sed saciada y ansias nuevas: Lo vivieron, le lloras y te acuerdas. Sobre ti misma encuentras que tus manos cansadas de contener tu llanto, sostienen la líquida tristeza que por fin se va. Esto es temporal, es un paso y un proceso. Depende de ti y espero, te lo dice tu cabello, que me dejes hoy de nuevo libre al viento, ¡Y a volar...!





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